Segundo Dolor: La huida a Egipto
Dime si viste la estrella
astro genuino y celeste
dime si viste en el cielo
una luz resplandeciente
dime tú daga segunda
si divisaste a los Reyes
los que buscaban un niño
caminando desde Oriente
dime si vistes sus rostros
el tesoro de sus cofres
indagando realeza
tres astrólogos prudentes
unidos por un misterio
ante Herodes comparecen
y su pregunta al monarca
le sobresalta y sorprende
pues preguntan sin tardar
dónde nace el Rey de Reyes
hubo silencio celoso
la duda sembró la corte
se escrutó la profecía
el día se tornó noche
cuando contaron los sabios
letrados y sacerdotes
que en la tierra de Judá
en Belén saldría un jefe
un pastor para Israel
el Mesías sin dobleces
el monarca con astucia
disfrazado de intereses
pide que se le avise
para adorar la simiente
el encargo envenenado
que lleva la sombra con él
es el filo de la daga
que ya acaricia la piel
más la estrella sigue viva
centinela del mensaje
peregrina del camino
donde la vida renace
alondra de terciopelo
con alas de puro encaje
paloma de estela blanca
enamoraste al romance
por ser guía de los sueños
sobre el niño te posaste
mientras la luna cantaba
letanías a su madre
y los Magos de rodillas
le rindieron homenaje
desbaratando fronteras
en un reino sin linajes
marcharon luego a su tierra
sin que lo supiera nadie
sólo lo supo la daga
que ya barruntaba sangre
la venganza del burlado
se cebó con los infantes
un grito se oyó en Ramá
llanto y lamentos grandes
es Raquel que sin consuelo
los llora por todas partes
mientras su alma de madre
se desangra sin alardes
entonces hirió la daga
la del tirano cobarde
degollando los jazmines
del jardín de los erales
la misma que sigue hiriendo
a tanto infante inocente
por culpa de los adultos
los sicarios de la muerte
que traspasa el corazón
contemplar tantos horrores
tras la mirada de un niño
mendigo de mil amores
que no hay perdón de Dios
ni razón que justifique
acabar con la inocencia
a golpes y cicatrices
por eso segunda daga
tu hoja me sabe a hiel
enmelando los pestiños
y debes arrepentirte
de enlutar los villancicos
es tu hoja un alfiler
que sostiene las arenas
de un Egipto de papel
refugio en tarde negra
la huella que los crueles
graban en los sentenciados
los sin techo y sin dintel
los sin hogar condenados
entonces la herida duele
en la piel de la patera
crucigrama de pesares
en los pies del refugiado
penados de sed y hambre
duele por toda Sanlúcar
el sentir del emigrante
que te vende su esperanza
tras sus ojos navegantes
duele la honda tristeza
la que mira el horizonte
duele el ser extranjero
siempre buscando el norte
duele el segundo dolor
sin nadie que le haga frente
reclamo venga mi estrella
la novia de mi romance
para alumbrar las tinieblas
consejeras del levante
que sea timón y ancla
la que guie por los mares
la fe toda sanluqueña
cuando azoten tempestades
y por ser fiel protectora
seguro que te mereces
iluminar su corona
el día que se abra el cofre
y Sanlúcar se haga ofrenda
ante su Madre Dolores.