martes, 4 de abril de 2017

Dos días de gozo

La jornada del sábado 1 de abril comenzó a las 9 de la mañana, para montar el escenario del Pregón en el Picacho, concluyendo el trabajo a las 2 de la tarde.

Luego, tras la Eucaristía del Septenario a Nuestra Señora de los Dolores se vivieron unos momentos muy especiales en la Trinidad. El Pregonero de la Semana Santa 2017, Fray Martín Alexis González Gaspar, acudió a la Iglesia de la Santísima Trinidad, acompañado por su madre, sus amigos y varios miembros del Consejo de Cofradías para dejar el Pregón a las plantas de la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores, en su altar de Septenario, para que lo acunase durante la noche. En primer lugar, tomó la palabra nuestro Hermano Mayor, D. Antonio Martínez, agradeciendo el gesto del Pregonero y el Padre Alexis con su elocuencia habitual y sin nosotros saberlo, nos dio algunas claves de su magnífico Pregón. Ya en la intimidad se le quitó a la Virgen uno de los Rosarios que llevaba en su mano y se depositó sobre el Pregón.


Las 11 de la mañana del Domingo de Pasión era el momento fijado para la recogida del Pregón y del Rosario. Al entrar en la Iglesia sonó la saeta rotunda del cantaor sanluqueño Gori Muñoz, jonda y diferente, acompañada en algunos momentos por el piano de José Miguel Évora. Tras las palabras del Hermano Mayor, el pregonero abrió el Pregón por la parte dedicada a nuestra Hermandad y leyó un pequeño fragmento. Antes de salir, volvió a sonar de nuevo la voz impresionante de Gori Muñoz por saetas, viviéndose uno de esos momentos que se quedan grabados.

De allí al Picacho, a presenciar un Pregón para la historia.Tras una presentación magnífica de D. Juan Jacinto del Castillo, que nos predispuso a escuchar las palabras del Pregonero, el Padre Alexis derrochó amor a Sanlúcar y sus cofradías, siendo uno de los puntos álgidos los poemas dedicados a nuestros Titulares, con una serie de guiños y nombrando a Marcela, la hija de nuestros hermanos Juan y Noelia. Terminando con el público levantado de sus asientos tras la puntilla: Dolores hoy te corona, la madre del Pregonero...

Durante el almuerzo, el Consejo de Cofradías hizo entrega de un recuerdo al equipo de priostía de nuestra Hermandad en agradecimiento por el montaje del escenario del Pregón. Antes de la entrega de regalos, nuestro Hermano Mayor tomó la palabra para decirle a todas las Hermandades de Sanlúcar, que si algún día se cumpliese el sueño de ver coronada canónicamente a la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores, quería contar con el apoyo de todos, pues sería algo de todas las hermandades de penitencia y de gloria de Sanlúcar, siendo ovacionado antes de terminar. A continuación obsequió al presentador del pregonero una reproducción de un grabado de Nuestra Señora de los Dolores y una reliquia del manto y al Pregonero una réplica del corazón y los puñales de la Virgen, realizada por nuestro hermano Manolo Prado. En el almuerzo también pudimos conocer la cubierta del libro del Pregón, que recoge una extraordinaria pintura en la que se representa un detalle de la Imagen de Nuestra Señora de los Dolores, realizada por Alberto Prats.

Concluyó la jornada del Domingo de Pasión en la Iglesia de la Trinidad, para celebrar el Septenario a Nuestra Señora de los Dolores, presidido por Padre Alexis, que antes de comenzar la Eucarsitía recibió una cerrada y prolongada ovación. Tras la comunión, nos deleitó de nuevo con el fragmento del Pregón que dedicó a nuestra Hermandad y se volvieron a vivir unos momentos mágicos, cargados de emoción, donde volvieron a brotar las lágrimas a raudales. Tras la oración final, el Padre Alexis pidió la presencia de Marcela en el presbiterio y explicó el regalo que la niña le había hecho antes de comenzar, un dibujo donde aparecía ella junto al Padre Alexis y dos estampas de nuestros Titulares. Finalmente pidió Marcela el micrófono para gritar: ¡Viva la virgen de los Dolores! ¡Viva el Cristo de las Misericordias!


Dos jornadas en las que vivimos el Pregón intensamente, donde paladeamos cada instante del antes, del durante y del después. Un Pregón para la historia, que lo sentimos como propio porque el Pregonero es uno más de los nuestros.