sábado, 16 de marzo de 2013

Segundo día del Septenario



Segundo dolor: La huída a Egipto



Huye José, diligente

-le avisa un ángel en sueños-.

Coge a María, al pequeño

y marcha sin que la gente,

allegados o parientes

conozcan vuestro camino.

Andad como peregrinos

hacia el desierto ignorado,

que Dios tiene preparado

vuestro punto de destino.




Temblores de San José

 en la madrugada fría.

Vámonos pronto, María

¿Y adonde vamos?

No se, -tiembla su voz-,

pero ven, que un ángel

me lo ha advertido.

Arropa al recién nacido

de nuevo entre los pañales.

Vamos a los arenales,

que ya la luna ha salido.



Nada tienen, donde irán,

se preguntan sus miradas,

confundidas, desoladas,

pero caminando van

unidas en el afán

de salvar al Salvador.

Porque ante el falso temor

de que le robe su trono

quiere Herodes con encono

matar al Dios Redentor.



¡Cómo sufren los esposos!

a través de naranjales,

solitarios palmerales

y caminos pedregosos.

Por parajes arenosos

y monótonos alcores

vacíos de verdes y flores

huyendo van, y es María

ya también desde aquel día

la Madre de los Dolores.

Fco. del Castillo Tellería
Pregón de los Dolores 1990 


Autor de la Fotografía: Óscar Torres Barba