Esta tarde a las 18,45 en la Trinidad.
DÍA TERCERO
SANTA MARÍA EXALTADA SOBRE LOS
QUERUBINES
María,
que conducida por los ángeles a la Gloria, desde allí ejerces tu universal y
perpetuo Reinado a favor de los desgraciados, que moran en esta tierra llena de
pecado no quedando ninguna que, en cualquiera de las situaciones de su vida
experimente los efectos de tu entrañable y singular protectorado. Te rogamos
¡Oh, vigilantísima Reina de nuestras almas! Que vivas siempre cerca de nosotros
en la infancia, en la juventud, en la ancianidad, en la salud, en la
enfermedad, en las tentaciones, en los puestos elevados, en toda la vida en la
penosa hora de la muerte, para que jamás desistamos de nuestros propósitos, de
nuestras obras meritorias con la gracia, y creciendo cada día de virtud en
virtud, obtengamos como el último y mayor de todos los beneficios, el don de la
perseverancia final, prenda segura de la Gloria.
Padre Nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino;
hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos Hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofende, no nos deje caer en la tentación y líbranos del mal. Amen
hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos Hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofende, no nos deje caer en la tentación y líbranos del mal. Amen
Dios te salve, María, llena
de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito
es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era
en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
PÍDANSE
LAS PETICIONES O GRACIAS QUE SE DESEEN ALCANZAR CON EL EJERCICIO DE ESTE SOLEMNE
TRIDUO.
¡Oh Virgen Santa María Reina de Todos los Santos!, yo
os suplico por las entrañas purísimas de vuestra piedad, que alcancéis de vuestro
Hijo la gracia que pretendo en este Solemne Triduo, y asimismo comuniquéis y
alcancéis la extirpación de las herejías, aumento de nuestra fe católica, paz
entre los pueblos, libertad a los cautivos, refrigerio a las almas del
Purgatorio, reducción y conversión de los infieles y pecadores, salud a los
enfermos, consuelo a los afligidos, Socorro a los necesitados, amparo a los
desvalidos, y a todos los hombres mostréis vuestro patrocinio amoroso con
vuestra santa bendición, alcanzándoles resignación perfecta con la voluntad
Divina, y la gracia final, para que gocemos el ver a adorar vuestra admirable
hermosura, que es la alegría del Cielo. Admite estas alabanzas y socorre a tus devotos,
hermosísima María, Reina de Todos los Santos Amén.