viernes, 30 de octubre de 2015

Segundo día del Triduo a Santa María Reina de Todos los Santos

Esta tarde a las ocho menos cuarto en la Trinidad.


DIA SEGUNDO
SANTA MARíA TRONO DE MISERICORDIA

María, que, constituida por Dios para ser trono Divino de Salomón, en el cual habitando el Verbo encarnado, te llenó de misericordia, para que como Madre de Ella, socorrieses a todos los necesitados que implorasen tu auxilio, llenando tan cumplidamente tu honroso y caritativo cometido. Que si en la vida socorrías a los menesterosos, aun sin que te lo pidiesen, tu misericordia ha crecido, porque desde el empiezo ves mejor las miserias de los hombres todos, que son tus hijos. Te rogamos, ¡oh, la más compasiva de las madres! que de tal modo llenamos las leyes de misericordias, que todos los necesitados bendigan vuestro nombre, para que habiéndote imitado generosos, gozosos te acompañaremos en la Jerusalén celestial de la Gloria.

Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos Hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofende, no nos deje caer en la tentación y líbranos del mal. Amen

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

PÍDANSE LAS PETICIONES O GRACIAS QUE SE DESEEN ALCANZAR CON EL EJERCICIO DE ESTE SOLEMNE TRIDUO.


¡Oh Virgen Santa María Reina de Todos los Santos!, yo os suplico por las entrañas purísimas de vuestra piedad, que alcancéis de vuestro Hijo la gracia que pretendo en este Solemne Triduo, y asimismo comuniquéis y alcancéis la extirpación de las herejías, aumento de nuestra fe católica, paz entre los pueblos, libertad a los cautivos, refrigerio a las almas del Purgatorio, reducción y conversión de los infieles y pecadores, salud a los enfermos, consuelo a los afligidos, Socorro a los necesitados, amparo a los desvalidos, y a todos los hombres mostréis vuestro patrocinio amoroso con vuestra santa bendición, alcanzándoles resignación perfecta con la voluntad Divina, y la gracia final, para que gocemos el ver a adorar vuestra admirable hermosura, que es la alegría del Cielo. Admite estas alabanzas y socorre a tus devotos, hermosísima María, Reina de Todos los Santos. Amén.