domingo, 12 de marzo de 2017

Una obra para la historia

¿Habéis visto a mi hijo pasar por allí?

Así comenzaba una obra de arte hecha Pregón. Un Pregón que se tornó en espectáculo absoluto en la música, el canto y la palabra. Una obra literaria y musical que quedará para siempre en la historia de esta Hermandad, y en la memoria de aquellos afortunados que tuvimos la dicha de presenciar el XXXVI Pregón de los Dolores, pronunciado por D. José Miguel Évora el 11 de marzo de 2017.

Tras una emotiva y deliciosa presentación a cargo de D. Juan Moreira Pérez -que ya nos deleitó con su Pregón de los Dolores en 1996- comenzó la obra, después de una magnífica interpretación de la marcha La Madrugá por la Banda de Música Julián Cerdán.

¿Habéis visto a mi hijo pasar por allí? 

El Pregonero, en una declaración de intenciones se presentó y comenzó a abrir su corazón, a contarnos sus recuerdos, a hablarle a Dios y a la Virgen.

Al cante Manuel Lombo y Gala Évora recitando, y al piano José Miguel Évora. Surgió de esta manera la magia, la emoción y el encanto en una pieza dedicada al Señor de las Misericordias que levantó al público que abarrotaba la iglesia de Regina, tan solo iluminada por la luz de las velas.

Siguió el pregonero su íntimo diálogo con Dios y la Virgen, y la música volvió con la Coral Polifónica Nuestra Señora de los Dolores interpretando lo que después resultó ser una estrofa de la marcha Madre de Misericordia acompañada por el piano de Jose Miguel Évora.

Prosiguió el Pregonero otra vez en el atril y se volvió a levantar el público cuando la Banda Julián Cerdán interpretó Virgen del Valle y la voz del Pregonero rompió los compases de la marcha. Sublime.

La magia de la palabra volvió de nuevo al atril y las notas al piano, para acompañar a Gala Évora en una deliciosa y delicada canción a la Virgen.

Pidió el Pregonero que la Virgen descansara en el convento a su paso por Regina, y que las voces celestiales de las monjas clarisas le cantasen. Y de la oscuridad del coro surgieron las voces conventuales para llevarnos al mismísimo cielo.

Y para rematar esta obra sin igual sonó en Regina un auténtico regalo, una marcha titulada Madre de Misericordia, interpretada por la Banda Julián Cerdán dirigida por el Pregonero, y con las voces de su sobrina Pepa y la Coral Polifónica Nuestra Señora de los Dolores. 

Y allí se nos rompió el alma. Allí sonó una espectacular marcha con cornetas, con la voz blanca de Pepa y unas estrofas cantadas por la coral, que pronto pasarán a formar parte del recuerdo de todo el que la escuche. Coral y Banda dirigidas por el Maestro y compenetradas a la perfección en un binomio exquisito. Una obra sin igual que tuvo que ser repetida por aclamación del público.

Jamas podremos agradecer lo suficiente a todas las personas que hicieron posible este regalo: a la Banda de Música Julián Cerdán, a su Director Justo Jiménez, a Manuel Lombo, a Gala Évora, a Pepa, a la Coral Polifónica Nuestra Señora de los Dolores y por supuesto a José Miguel Évora. Todos se dejaron el alma en este derroche de sentimientos y emociones que permanecerán por siempre en el corazón y en la memoria.

Un Pregón inigualable, inolvidable, que los que tuvimos la fortuna de presenciar recordaremos para la historia. La historia de nuestra Hermandad que continua escribiéndose con letras de oro.