Por los Llanos y Bonanza
ya se verdean las huertas.
Y florecen ya los campos,
y aparecen ya las hierbas,
y vuelven las nuevas flores
a brotar por las callejas.
Despierta ya el frío invierno
Despierta ya el frío invierno
su sueño de duermevela,
desperezando a los fríos,
la luz por las azoteas.
El aroma del incienso,
El aroma del incienso,
por Cuaresma en las iglesias,
trae recuerdos de Belén,
cuando detrás de una estrella,
los Reyes Magos de Oriente
llegaron a Galilea,
para adorar a Enmanuel,
Hijo de Dios en la Tierra.
Los jardines y los patios
ya germinan vida nueva
inundando de colores
arriates y macetas.
Ya las tardes son más largas,
ya las horas son más lentas,
ya la luz va pregonando
que terminó la condena,
que el cielo ya es más azul,
aunque vengan nubes negras
y el agua se haga presente
causando mil y un problemas.
El bronce por la espadaña
ya vuelve a escribir poemas,
anunciando en su tañir
todos los cultos de regla,
porque los días avanzan
y los gozos ya se acercan.
Ya los naranjos en flor
aromatizan la espera,
blanqueando de azahar
este milagro que empieza,
este efluvio de ilusiones,
este empacho de belleza,
esta marea de esperanza
que el alma nos atraviesa.
Ya la sangre alborotada
se desborda por las venas,
y los pulsos se disparan,
y el corazón ya se altera
cuando percibe en el aire
que se aproximan las fechas:
Que el viento recio proclama,
milagro de vida eterna.
Que Cristo está entre nosotros
al llegar la primavera.
José María Ruiz Ciatelo